Side strEATS es una serie mensual de varios medios que está creado por el personal del Long Beach Post y que tiene el objetivo de levantar los negocios de comida que son únicos en la ciudad. Para contactarnos, envíe un correo electrónico al Editor de Visuales Thomas R. Cordova a [email protected].

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Cuando María Teresa Salazar fundó su restaurante en Long Beach, combinó las diferentes nacionalidades de su familia en casi todos los aspectos, desde la comida hasta el color de la pintura en las paredes y el tipo de música que toca durante las noches de karaoke.

Nacida en Honduras de madre hondureña y padre salvadoreño, Salazar, como muchos centroamericanos que emigraron durante la década de 1970, escapó de la violencia de su país para buscar amnistía en los Estados Unidos. Conoció a su esposo, Abel, quien es de origen mexicano, tuvo dos hijos y abrió el restaurante hace más de 30 años en el vecindario de North Alamitos Beach, nombrado en honor de la ciudad hondureña de su nacimiento: La Ceiba.

“La Ceiba es una ciudad muy alegre”, ella dijo, y quiere que sus clientes sientan la misma alegría cuando vinieran a su restaurante.

Sandra Cuellar trabaja en el mostrador de La Ceiba, un restaurante que prepara comida hondureña, salvadoreña y mexicana en Long Beach el martes 29 de septiembre de 2020. / Sandra Cuellar works the front counter at La Ceiba which makes Honduran-Salvadorian and Mexican food in Long Beach Tuesday, September 29, 2020. Foto por / Photo by Thomas R. Cordova.

Antes de la era del coronavirus, uno podía visitar el restaurante y pedir pupusas salvadoreñas, baleadas hondureñas o tacos mexicanos y cantar canciones norteñas y punta con la familia en una mesa o con unos desconocidos en la cantina. Era un cariño que sentías por parte de los trabajadores del restaurante y de los visitantes, igual de cálido como las paredes anaranjadas salpicadas creativamente.

El interior del espacio, adornado con pájaros y frutas de cerámica y un mural de una playa hondureña, te atrae visualmente con su brillo. En el exterior, letras coloradas en bloque, que deletrean el nombre del restaurante, están por encima de un techo de tejas y ventanas en forma de domo cerca de la esquina de Seventh Street y Nebraska Avenue.

Ahora con la pandemia, Salazar extraña a sus clientes y dándoles besos y abrazos en su restaurante que alguna vez estuvo lleno de gente en las mesas, ahora vacío con muebles arrinconados contra los bordes de las paredes ya que solo ofrecen comida para llevar. Mientras prepara órdenes que frecuentemente se gritan, Salazar, que solo puede escuchar con su oído derecho, también extraña el poder respirar sin cuidado en el calor de la cocina.

“Yo tengo dificultades con mi oído, tengo que escuchar, tengo que usar esto”, señalando su cubrebocas, “y tengo que estar cocinando”, ella dijo.

Financieramente, dijo que también fueron muy afectados. Sabiendo que sus clientes también tienen menos dinero, ella y su esposo decidieron ofrecer su especial del martes de pupusas que cuestan un dólar, así como su especial de tacos y baleada que ofrecen diariamente, sabiendo que podrían perder dinero en el proceso.

Abel Salazar termina un orden mientras prepara guacamole para un platillo mientras María Teresa Salazar pasa por la cocina del restaurante La Ceiba, que prepara comida hondureña, salvadoreña y mexicana en Long Beach el martes 29 de septiembre de 2020. / Abel Salazar finishes up an order as he makes guacamole for a dish as Maria Teresa Salazar makes her way through the kitchen of the restaurant, La Ceiba which makes Honduran-Salvadorian and Mexican food in Long Beach Tuesday, September 29, 2020. Foto por / Photo by Thomas R. Cordova.

“Un poquito sufrimos nosotros, un poquito sufres tú”, ella dijo.

Un día, un cliente le llevó a Salazar una bolsa de chiles para sus salsas. La clienta, una que vive cerca, notó las dificultades económicas que estaba sintiendo Salazar, después de también haber despedido a tres trabajadores. Salazar, llena de emoción por el gesto, empezó a llorar.

Enfrentando esta pandemia, quiere ser fuerte, manteniéndose fiel al nombre de su restaurante, La Ceiba, que según ella dijo también representa fuerza, siendo, literalmente, el nombre de un árbol grande, espinoso y parecido a un roble originario de Honduras.

Salazar dijo que prepara su comida con amor, con la esperanza de sentir calma después de tomar un bocado de, digamos, uno de sus plátanos fritos.

“Lo hago como si fuera para mi madre, para mi hija y de esa manera, porque son mi familia”, ella dijo. “Y yo lo hago para mi familia porque los clientes son mi familia”.

La Ceiba está ubicado en 1436 E. 7th St. Long Beach, CA 90813.

La Ceiba, que tiene comida hondureña, salvadoreña y mexicana, en Long Beach el martes 29 de septiembre de 2020. / La Ceiba which makes Honduran-Salvadorian and Mexican food in Long Beach Tuesday, September 29, 2020. Foto por / Photo by Thomas R. Cordova.